❖ Estar más presentes en el aquí y ahora, siendo conscientes de sus pensamientos, emociones y sensaciones, tanto agradables como desagradables.
❖ Mejora la atención y la concentración.
❖ Mejora su aprendizaje y rendimiento académico.
❖ Les ayuda a reconocer y regular sus emociones.
❖ Mejora el autocontrol y saber “parar”.
❖ Aumenta la escucha activa.
❖ Disminuye la ansiedad.
❖ Aumenta la empatía y la comprensión hacia los demás.
❖ Desarrolla su consciencia sobre la salud y el cuidado de su cuerpo.
❖ Mejora la creatividad.
❖ Acrecenta su tranquilidad y calma, aprendiendo a relajarse.
❖ Facilita el enfocar su presente y su futuro hacia las metas deseadas.
❖ Obtienen un mayor equilibrio emocional y psicológico.
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A través del mindfulness y la meditación, los niños comienzan a sentirse cómodos con las complejidades e incertidumbres de la vida. Es obvio, que no podemos prever todas las consecuencias de nuestras acciones; siempre habrá un grado de incertidumbre en todo ello.
Los niños, aunque no estén preparados para comprender la compleja interacción de causas y condiciones que tienen lugar en cada momento de nuestra vida, consiguen sentirse más seguros ante la incertidumbre cuando logran estar cómodos con la idea de que no necesitan saber la respuesta de cada pregunta.
La apertura mental, les ayudará a contemplar cada experiencia en toda su maravilla y complejidad. Cuando los niños cambian su mente de forma positiva son capaces de expresarse, obrar y relacionarse con más sabiduría y compasión.
La atención constante y flexible desarrolla en los niños la capacidad de concentrarse y aquietarse; el equilibrio emocional mejora su capacidad de darse cuenta de las cosas y redefinirlas, mientras que expresarse, obrar y relacionarse, aumenta su capacidad de mostrar interés y conectar con otros.